jueves, febrero 15, 2007

Adicción al trabajo, una conducta en peligroso crecimiento
Una serie de investigaciones definen a este comportamiento como consecuencia de una sociedad que privilegia la productividad por sobre otros hábitos.
La adicción al trabajo, que puede aparecer en cualquier etapa y ámbito de la vida laboral, se suele presentar a partir de los 30 años en personas con un nivel socioeconómico medio-alto y, sin embargo, procedentes de un estrato bajo. Muchos se sumergen en esta vorágine para llenar su gran vacío existencial. Es actualmente una de las formas de adicción legal sin droga más establecidas, y más sutilmente solapadas, en una sociedad en la que priman los valores de la productividad, la competitividad, el éxito social y la búsqueda de bienes materiales. Como recoge en el libro “Las nuevas adicciones” Francisco Alonso-Fernández, presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatría Social y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, España, las consideraciones antropológicas, históricas y sociales del trabajo han ido variando notablemente con el paso del tiempo.
La propia acepción etimológica del vocablo trabajo procede del término latino “tripalium”, que era un instrumento compuesto de tres estacas o palos, que se empleaba hasta bien entrada la Edad Media, para torturar a los esclavos que se negaban a trabajar.
A partir de la revolución industrial del XIX el trabajo empieza a tener muchas caras y pasa a ser un derecho que dignifica al hombre y a la mujer. “Tras la industrialización, las innovaciones aportadas por las nuevas tecnologías han hecho que en siglo y medio el promedio de tiempo de vida por persona dedicado al trabajo pase de 220.000 horas a las 77.000 actuales, es decir, casi la tercera parte.
Es en las décadas de 1940 y 1950 cuando empiezan a estudiarse en EE.UU. los factores psicosociales del trabajo que pueden incidir sobre la salud. Esta nueva concepción se rige por la idea de que el trabajador es ante todo un ser humano, cuyo trabajo está al servicio de su vida y no al revés”, indica Alonso-Fernández. ¿Cómo puede pasar un derecho humano a convertirse en una verdadera droga no química, que altere la salud del propio afectado y perturbe toda su vida? El catedrático de la Complutense advierte de que “sólo puede entenderse el trabajo como un objeto adictivo en tanto que hoy es una fuente de placer indirecto, que aporta al individuo una compensación material, una independencia económica, un reconocimiento social y la catapulta hacia el éxito y el poder”.
La psiquiatra Rosa Sender afirma en su libro “El trabajo como adicción” que “para llegar a ser un laboroadicto es fundamental poseer rasgos de personalidad que impliquen un alto nivel de actividad y de receptividad a los logros obtenidos, con grandes toques de hostilidad e impaciencia”. El trabajador entregado y sano es, por el contrario, muy afiliativo, sabe delegar y transmitir entusiasmo a sus compañeros, subordinados o superiores. Además se desenvuelve perfectamente en equipo y sabe compartir responsabilidades y disfrutar de los éxitos de los demás. Todas estas bondades se convierten a menudo, sin embargo, en el blanco de los trabajadores hiperactivos, envidiosos y hostiles. Para Sender, ex profesora de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona (España), el llamado patrón A de conducta es el principal responsable o uno de los más destacados factores de riesgo de la laboroadicción. “Quienes presenta este patrón son, por definición, personas con altos grados de impaciencia, hostilidad y actividad; muy sensibles al éxito social obtenido, y recelosos a evaluar los éxitos de los demás. Pese a su aparente prepotencia, son siempre vulnerables a los vaivenes ambientales y dispuestos a dirigir su actividad a la adquisición de éxitos a corto plazo. Suele ser también muy exigentes, despectivos, autoritarios e incluso tiránicos con sus subalternos. Son incapaces de delegar y tienen la convicción de que nada saldrá bien si algo escapa a su control”. El patrón A de conducta, tan vinculado al laboroadicto, tiene asimismo un gran nexo de unión con lo que los japoneses llaman el problema social del Karoshi, que es la muerte ocasionada por un exceso de trabajo. Las víctimas de este fallecimiento son en el 95% de los casos hombres y sólo el 5% restante mujeres. La mayor parte son directores y gerentes, pero también hay otras profesiones, como marineros o taxistas. El desenlace se suele producir entre los 40 y 60 años en forma de enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio o muerte súbita) y de hemorragia cerebral.
Según Alonso-Fernández, se ha constatado que en torno a un 25% de enfermos coronarios de entre 40 y 60 años son adictos al trabajo, con una entrega desproporcionada e irrefrenable a la actividad laboral a costa de suprimir la vida personal y familiar y de sacrificar otros aspectos gratificantes de la existencia humana. Además de la adicción al trabajo, suelen presentar otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, las alteraciones de los lípidos, el sedentarismo, la obesidad y el consumo de drogas químicas. “Viven sólo para su ocupación”, dice, “y se sienten desolados e irritados cuando están alejados de ella. No saben disfrutar del tiempo libre ni de las relaciones personales. Están sometidos a un gran estrés y son incapaces de armonizar las cuatro grandes dimensiones vitales: trabajo, vida familiar y social, descanso y tiempo libre. Los puestos directivos de empresa implican un estrés más competitivo; los escritores y artistas son a menudo embargados por el estrés de la creatividad; los médicos y demás personal sanitario, por el estrés de la responsabilidad; los periodistas, por la prisa; los pilotos, policías, mineros y trabajadores de industrias nucleares y químicas, por el riesgo; los no cualificados, por el aburrimiento y el vacío, y las amas de casa, por la soledad. La personalidad con base hipercompetitiva e insegura es fácilmente absorbida por el estrés”.
En palabras de Rosa Sender, las mujeres se están incorporando cada vez más al patrón A de conducta: “Suelen más impacientes que hostiles, si bien se admite que la impaciencia deriva de la hostilidad. Lo cierto es que las adictas al trabajo superan con mucho a los hombres en cuanto al espectro de operaciones. Esto es, pueden ser tan autoritarias y competitivas como los hombres, pero son capaces de abarcar más actividades”.
Los especialistas consultados coinciden en que el paciente laboroadicto sólo pide ayuda médica cuando las agresiones del mundo laboral son lesivas en extremo para ellos, ya sea mediante somatizaciones (dolencias orgánicas) o procesos psiquiátricos (ansiedad, depresión). El tratamiento terapéutico se combina a través de una intervención mixta de recursos farmacológicos (medicación facilitadora del autocontrol), psicoterapia y socioterapia. En este último caso se intenta reestructurar y armonizar las dimensiones vitales del trabajo, la vida personal y social, el descanso y el tiempo libre. “Dada la extrema exigencia y hostilidad en forma de desconfianza de estos pacientes, el médico o especialista se juega la continuidad de la ayuda en la primera consulta. Pero también es justo reconocer a su favor que, cuando se sienten bien tratados, comprendidos y valorados, son muy agradecidos a las propuesta del facultativo y se puede negociar cambios con ellos a un ritmo adecuado y sin estrés”, asegura Sender.

domingo, febrero 11, 2007

Las horas de sueño son clave para la actividad cerebral
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de Princeton, en los Estados Unidos revela que la falta de sueño puede inducir al cerebro a dejar de producir células nuevas.
La agencia BBC publica que Los investigadores -que experimentaron con ratas de laboratorio- descubrieron que la falta de sueño afecta al hipocampo, una región del cerebro que participa en la formación de los recuerdos. Según informa la revista Proceedings of the National Academy of Science esto se debe al aumento de una hormona del estrés.
Lo que los científicos aún no establecieron es si la falta de algunas horas de sueño -y no la falta total- tiene las mismas consecuencias. Los investigadores compararon animales a los que se los obligó a permanecer despiertos por 72 horas con otros que siguieron su patrón de sueño habitual. Y en aquellos que no durmieron, detectaron un aumento en la hormona del estrés llamada corticosterona. Así es que descubrieron una reducción considerable en el número de nuevas células cerebrales producidas en la región del hipocampo. Cuando los niveles de corticosterona se mantuvieron constantes, la reducción en la producción de células cerebrales se detuvo.
Los resultados obtenidos por el equipo de Princeton sugieren que los elevados niveles de la hormona del estrés como consecuencia de la falta de sueño explicarían la reducción en la producción de células en el cerebro adulto.

miércoles, febrero 07, 2007

Evite el estrés con sencillas terapias
Todos sabemos que vivir bajo las influencias de las grandes metrópolis trae consigo una serie de consecuencias difíciles de sobrellevar, tales como el estrés que es considerado, según estudios recientes de la American Medical Health, la causa del 90 por ciento de las enfermedades.
Los tipos de estrés son dos: internos y externos. Los internos se deben a problemas psicológicos, traumas y depresión, entre otros. Los externos son por: geopatías, contaminación electromagnética y contaminación mental.
El pretender eliminar sólo los síntomas ocasiona problemas cada vez más graves de salud, ya que sólo se eliminan las consecuencias, pero no la causas, que en su mayoría son psicosomáticas.
Existe una nueva terapia llamada Sagrav, que utiliza como elementos sanadores el agua, aceites esenciales y el Sagrav, un catalizador en forma de triángulo que se utiliza para subir la frecuencia vibracional del agua. Al elevar su vibración electromagnética se fortalecen órganos y sistemas para lograr una mejor salud.
La energía cósmica que fluye y entra por el vértice del Sagrav forma una ráfaga de energía que equilibra, energiza y transforma al hombre, llevándolo de manera rápida a su equilibrio y salud.
El agua es un elemento que rige las emociones y sentimientos profundos, así que al tomar el agua energizada a través del Sagrav se eliminan problemas emocionales, que son causa de enfermedades. Si añoras una vida sin estrés te tenemos una mala noticia: es imposible. Los seres humanos necesitamos una dosis de estrés como defensa y estímulo frente a las amenazas de la propia supervivencia. Ahora bien, cuando esas "amenazas" nos mantienen en un estado de dependencia adrenalítica, los beneficios del estrés se convierten en enemigos y padecemos distrés (conocido como estrés malo). Para evitarlo, he aquí 15 sencillas recomendaciones que, por supuesto, no te agobiarán:
1)La acción es el mejor remedio contra el estrés. No le des muchas vueltas a nada, simplemente piensa y actúa.
2)Empieza con las tareas, actividades o cualquier pendiente difícil o que te agobia. Saca todo lo que te provoque ansiedad, te sentirás inmediatamente más ligero de equipaje.
3)Tras un día mortal, nada mejor que sumergirte en el jacuzzi con agua caliente o simplemente pasar un buen rato en la bañera. El agua caliente hace que los vasos sanguíneos se dilaten, baje la presión arterial y los músculos reciban oxígeno y nutrientes.
4)Es esencial que dejes tendida tu cama para que al volver no encuentres desorden en tu recámara y esto te produzca enojo y más cansancio.
5)Cualquier ejercicio ayuda a estar de buen humor. ¿Recuerdas cuando fue la última vez que lo hacías?
6)El sólo hecho de beber despacio un té de hierbas caliente aporta calma inmediata. El té verde contiene antioxidantes que ayudan a mejorar la piel. Puedes beberlo mientras te desmaquillas (si eres una mujer).
7)Procura dormir de 7 a 8 hrs. todos los días. El insomnio es uno de los principales síntomas de estrés, ansiedad o depresión.
8)Cuando vayas al banco o simplemente estés en un lugar que implique una espera considerable o hacer fila, carga contigo un libro, periódico o revista. Al leer se relajará tu mente.
9)Evita situaciones estresantes como: olvidar una cita, reunión o hacer una tarea. Anota todo o simplemente usa tu agenda.
10)El consumo de agua calma los nervios y te relaja. Adóptalo como una sana costumbre cuando estudies o en el trabajo.
11)Equilibra el tiempo de trabajo y de descanso, haciendo una pausa de 5 minutos como mínimo por hora y 20 por cada 3 horas.
12)Haz vida extraprofesional. Quienes no se enganchan con las apariencias sociales viven más relajados.
13)Cultiva las amistades que te enriquecen espiritualmente. Las relaciones basadas en la conveniencia afectan tu estado de ánimo.
14)Si tienes un problema real, háblalo con personas competentes (médico, abogado) y no a todo mundo. Te ahorrarás tiempo.
15)Acepta los fracasos y saca de ellos una experiencia. Te sentirás renovado, madurarás y controlarás el estrés.
Las ventajas de la terapia son: No hay efectos secundarios; la mayoría de los casos sólo requiere de una terapia; cambio en el estado de ánimo de la persona; al eliminarse las geopatías da como resultado tanto a nivel empresarial como doméstico equilibrio y armonía; los resultados se manifiestan de forma casi inmediata.