jueves, febrero 12, 2009

Trastorno agudo por estrés

El trastorno agudo por estrés se desarrolla en el transcurso del mes siguiente de haber experimentado o visto un acontecimiento que involucre una sensación impactante de terror, presenciado una muerte real, heridas graves, violación física, ya sea personal o en otras personas, a las que se responde con sentimientos de indefensión, miedo u horror. El diagnóstico fue establecido para identificar a las personas que más adelante y en caso de no ser tratadas, puedan desarrollar un trastorno de estrés post-traumático.
El trauma tiene definiciones tanto médicas como psiquiátricas:
Médicamente, el trauma se refiere a heridas corporales agudas o serias. La definición se asocia, a menudo, con traumas médicos practicados en boxes de emergencias y representa una visión popular del término.
En cuanto a las psiquiátricas se asume que representan diferentes situaciones perturbadoras que se experimentan como emocionalmente penosas, angustiosas o que producen sobresalto, lo que a menudo origina efectos mentales y físicos duraderos.
El trauma psiquiátrico, o daño emocional, es esencialmente una respuesta normal a un acontecimiento extremo. Involucra la creación de memorias emotivas sobre el mismo guardados profundamente en el cerebro. En general, se cree que cuanto más directa ha sido la exposición al acontecimiento traumático, mayor es el riesgo de que ocasione daño emocional.
Por ejemplo, en caso de un tiroteo en una escuela, el estudiante que resulta herido y el que presencia el hecho o la muerte de un compañero, estará más afectado emocionalmente que el que se encuentra en otro lugar de la escuela en la que se desarrolla el acto violento. Pero incluso la exposición a la violencia aunque no sea en el mismo lugar, puede ser traumático, por lo que deberían tenerse en cuenta los signos de estrés emocional de todos los niños y adolescentes expuestos a la violencia o a un desastre, aunque sólo sea a través de medios de comunicación gráficos.
Algunas de las señales de alerta pueden ser:
 Falta de respuesta emocional
 Problemas en experimentar placer
 Sentido de no vivir la realidad o no desear hacerlo
 Estrés que interfiera en las actividades normales de la persona,
sociales y laborales.
 Despersonalización.
 Evitación de afrontar pensamientos, emociones, conversaciones o lugares que recuerden el trauma.
 Repetición de imágenes, pensamientos, sueños sobre el acontecimiento.
Se ha experimentado como el más adecuado el tratamiento cognitivo-conductual, en sus dos vertientes: la ayuda a cambiar ideas, patrones de pensamiento en relación al acontecimiento traumático y tratar de alterar los comportamientos ante situaciones que provocan ansiedad.
Esta terapia no sólo reduce los síntomas, sino que también parece ayudar a prevenir el trastorno de estrés post-traumático, a lo que las personas con un estrés agudo parecen estar en riesgo de desarrollar en un 80%; el que lo desarrollen después de una terapia cognitiva-conductual es sólo del 20 por ciento.

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