lunes, septiembre 25, 2006

Cómo controlar los ataques de ansiedad y estrés durante la época de exámenes
Comer, beber, fumar. No, no nos referimos a una fiesta ni a una cena tranquila, sino a los tres hábitos más típicos que acompañan a las vísperas de un examen.
Parece ser que existe una relación inversamente proporcional entre los días que quedan para la prueba y la cantidad de café, cigarrillos y comida que consumimos. Así, a menor cantidad de días, mayor desmesura. Fumamos como murciélagos, bebemos café como si fuera el último, y nuestro estómago adquiere dimensiones insospechadas. Algunos estudiantes lo padecen todo. Otros no comen y se llenan con café o te. Si eres fumador, fumarás como nunca. Parece imposible de controlar. ¿Por qué?

Causas
La ansiedad es un estado emotivo que surge generalmente frente a una situación imaginaria, anticipando los resultados. Tiene que ver con la incertidumbre frente a lo que puede llegar a ocurrir y que todavía no conocemos. Así, mientras estudiamos, está presente a cada minuto la cara del profesor, imaginamos qué preguntas hará, nos imaginamos contestando bien o mal, imaginamos que nos aplazan, que nos preguntan algo que no sabemos o que por algún motivo hemos olvidado. El temor a no aprobar, o al hecho mismo de tener que dar un examen, es la causa, en este caso, del aumento de la ansiedad y el stress, y el afán de descargar de alguna manera el monto de la misma se realiza a través de alguna conducta motora, que a veces pasa por las tendencias orales. Así como cuando eras bebé te chupabas el dedo o eras adicto al chupete, de grande te metes otras cosas en tu boca.
En muchos casos no hemos llevado la materia al día, es decir que no la hemos ido estudiando durante el cursado y los ratos libres. Entonces debemos incorporar todos los conocimientos rápidamente para dar el examen. Esta situación genera una gran carga de nerviosismo y estrés, que disparan la ansiedad.

Las viejas excusas del ansioso
"Tomo café para mantenerme despierto." "Estudiar me da hambre". "No puedo no fumar". Mitos. Vamos a ver qué podemos hacer para erradicarlos.

Cambiar de hábitos
El café
Si bebes café para no quedarte dormido intenta estudiar en otros horarios. Si no trabajas, puedes aprovechar la mañana en lugar de quedarte hasta altas horas de la noche estudiando. Hay quienes dicen estudiar mejor de noche, pero a la larga se quejan de insomnio y de un terrible dolor de estómago. Si no quieres dejar el hábito del café, disminúyelo poco a poco. Reemplázalo por agua o por alguna bebida que no contenga cafeína. Los zumos de frutas son una buena idea.

El tabaco
Un día normal de estudio saca la cuenta de cuántos cigarrillos fumaste y tal vez te horrorices al saber el resultado. Es difícil dejar de fumar, todos lo sabemos. Pero no es cierto que "no puedes no fumar". Si no estás dispuesto a dejar el hábito, al menos intenta disminuirlo. No fumes durante la mañana: el cuerpo a esa hora necesita reponer vitaminas y fuerzas, y con el tabaco se las quitas. A algunas personas les funciona masticar chicle cada vez que tienen ganas de encender un cigarrillo.

La comida
Sé sincero: no es hambre lo que tienes, sino puras ganas de comer. Intenta lo siguiente: en lugar de atacar el frigorífico y comer hasta reventar, prueba distribuir los alimentos en seis comidas moderadas al día y proponte respetar los horarios de cada una. Si en medio de un texto complejo te dan ganas de comerte un chocolate gigantesco, intenta comer uno pequeño, o mejor, reemplaza todos los alimentos pesados y grasosos por frutas. Es notable, además, que a muchas personas se les quitan las ganas de fumar o tomar café cuando consumen varias frutas al día.

Otros consejos
Los recreos
Es indispensable levantarse de la silla de cuando en cuando y despejar tu mente. Algunos dejan de estudiar 10 minutos cada hora; otros estudian dos horas seguidas y se toman un descanso de media hora. Prueba qué tipo de recreo te sienta mejor. No te quedes en la misma habitación, sal a dar una vuelta, charla con un amigo, tirate a escuchar música. En ese tiempo procura pensar en cualquier cosa, menos en el examen.

El compañero de estudio
Si conoces a alguien que te cae bien y que tiene tu mismo ritmo de estudio, pueden juntarse a preparar la materia. De a dos es mucho más fácil paliar la ansiedad y los nervios. El diálogo, el intercambio de ideas, las bromas, y, en fin, sentirte acompañado por alguien que está pasando por lo mismo que uno puede ser muy beneficioso para ambos.

Respeta tus tiempos
En ocasiones queremos sacar la materia cuanto antes, pero en un intento por aprender el contenido de diez libros en una semana terminamos agotados física y mentalmente, frustrados, fastidiados, y no damos un buen examen. Si ves que no vas a llegar para el final, rendilo en el próximo turno de exámenes. Lo óptimo es llevar la materia al día, así la preparación para el examen no se convierte en un penoso curso de estudio acelerado. Pero esto no siempre es posible. Entonces fijate metas: "este mes no rindo nada, pero empiezo a preparar tranquilo Historia Contemporánea para el mes próximo." O "Epistemología es muy larga, la voy a rendir dentro de dos meses, pero cada noche voy a leer un poco".

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